Cuento de la tristeza y la furia de jorge bucay

A menudo, sentimos una emoción pero expresamos otra. Esto se debe a nuestro aprendizaje desde la infancia. En ocasiones, en nuestro entorno familiar hay emociones que nos enseñan a no ser aceptadas. Ya desde la edad infantil aprendemos a ocultarlas. En su lugar, mostramos otras emociones que en nuestro núcleo familiar son más aceptadas. Así mismo, tapamos aquellas que hemos aprendido a considerar “malas” o “desadaptativas”.

El siguiente cuento de Jorge Bucay habla sobre ello. En particular, de cómo detrás de la emoción de tristeza que podemos sentir y que no expresamos porque hemos aprendido a que no debemos sentirnos tristes, aparece en su lugar la furia o el enfado. O al contrario, si nos han enseñado a que no debemos mostrarnos enfadados dejamos salir la tristeza, emoción que puede haber sido más aceptada en el ambiente en el hemos crecido.

Cuento «La tristeza y la furia» de Jorge Bucay

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta. En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas.

Había una vez un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina, y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se refrejaban permanentemente. Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida – sin saber por qué – se bañó rapidamente y más rápidamente aún salió del agua. Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró. Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza.

Y así vestida de tristeza, la furia se fue. Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque. En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba. Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.

Reflexión

Todas las emociones son válidas y adaptativas. Nos sirven para saber qué estamos sintiendo, Además, nos están avisando de nuestras necesidades y estas no se pueden desatender. Aprendiendo a identificar qué emociones estamos tapando tendremos el primer paso hacia la gestión de nuestras emociones.

Si te gustaría poder aprender a saber más sobre tus emociones y poder así identificarlas y gestionarlas con mayor facilidad, quizá estés en el momento adecuado para comenzar una terapia psicológica. Si estas interesado en obtener información sobre ésta, me puedes escribir o llamarme. Mi consulta se encuentra en Madrid centro.

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